Viajar no es solo cambiar de lugar, es abrir los sentidos y conectar con la esencia de cada destino.
Alicante, bañada por el Mediterráneo y protegida por su icónico Castillo de Santa Bárbara, ofrece mucho más que playas soleadas: es una ciudad donde cultura, tradición y mar se entrelazan para crear experiencias que dejan huella.
Cultura viva en cada rincón
El casco antiguo, conocido como El Barrio, invita a recorrer calles estrechas llenas de historia. Sus plazas, iglesias y fachadas de colores narran el paso del tiempo mientras conviven con un ambiente vibrante.
Museos como el MACA (Museo de Arte Contemporáneo) y el MARQ (Museo Arqueológico) son paradas imprescindibles para quienes buscan comprender el alma cultural de la ciudad.
El Mediterráneo como compañero
El mar es el hilo conductor de la vida alicantina. Desde paseos al atardecer por la Explanada de España hasta travesías en barco hacia la Isla de Tabarca, el Mediterráneo se convierte en escenario y protagonista.
Aquí, cada amanecer sobre la playa del Postiguet o San Juan invita a detenerse y respirar el presente.
Gastronomía que cuenta historias
La cocina local es otra puerta de entrada al alma alicantina. El arroz en todas sus variantes, la gamba roja o el tradicional turrón son expresiones de una cultura que honra sus raíces a través de los sabores. Degustar estos platos frente al mar es vivir la fusión perfecta de tradición y entorno.
Descubre la esencia alicantina
Más allá de un destino turístico, Alicante es un lugar para vivir con calma, sentir con intensidad y regresar con recuerdos auténticos.
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Haz de tu próximo viaje una experiencia con alma: ven a Alicante y conecta con su cultura, su mar y su esencia única.